Los seres humanos nos protejemos con máscaras de soberbia que impiden que mostremos nuestro verdadero ser
CDMX. Desde hace varios años, cuando hicimos el viaje mágico y misterioso a Janalaida, para ser honestos, yo no disfrutaba mucho de la magia, porque venía "cargadito" de frecuencias malas; es decir, traía muchas emociones basura en mi interior. A menudo notaba que Ramavajan tampoco podía disfrutar algunos eventos memorables, como cuando nuestros Guías Espirituales lo celebraron y felicitaron efusivamente.
En mi caso (Sharover), he traído muchas cargas intensas, como la presión en el pecho o mis miedos, energías que estuvieron conmigo a diario por mucho tiempo y que sólo podía mitigar al sentir la presencia de mi maestro Ramavajan, cuyas vibras me confortaban cada vez que nos reuníamos. Mis temores, dudas e inseguridades me hacían cuestionar nuestro cometido, pero el vencedor del armagedón también tenía que lidiar con este tipo de cargas en su ser y eso me hacía continuar —viendo que no estaba sufriendo solo este proceso. Entendí que esas emociones densas y todo lo que existe, finalmente son energía (como dijera Montagu) y que, esas frecuencias densas, son precisamente las que nos ayudaron a ganar la batalla final (aunque recuerden que yo no aguanté la presión y salí huyendo a nivel del etéreo). En otro momento nos dijeron que no éramos unas blancas palomas (incluso Ashtar Sheran le dijo directamente a nuestro líder que sólo siendo más malo que el malo es como pudiste acabarlo, lo hiciste pomada; lo anterior es necesario tomarlo en consideración.
Gracias a la magia del cine, podemos poner estos ejemplos: para vencer a un depredador — un extraterrestre superdotado y con mucha tecnología, Schwarzenegger tuvo que ser más astuto, destruirlo poniéndole una trampa. Para que Rocky Balboa pudiera vencer al ruso, tenía que estar mejor preparado físicamente y atacarlo en sus puntos más débiles. Los mismo ocurrió con nuestra misión: después de más de dos mil intentos fallidos, no se podía vencer al fuego si no era con el fuego mismo, considerando que traeríamos como armas unas energías inconscientes explosivas, muy densas. El problema era que, teniendo esas emociones malas en nuestro interior, teníamos que usarlas a pesar de nuestros propios miedos; es decir, sin temer ni dudar un solo segundo; eso era lo más difícil y por lo que muchos seres del universo creyeron que no tendríamos éxito, porque era caminar sobre el filo de una navaja, avanzar sin caernos; en resumidas cuentas, el reto era vencer al número uno con todos los elementos y pronósticos en contra.
Después de que fue posible vencer al general del ejército enemigo y romper los generadores de maldad ocultos en dimensiones intermedias, lo siguiente sería quitarnos esas energías densas (que Ramavajan tenía mil emociones basura más que nosotros); todas esas fuerzas las estamos liberando actualmente.
En mi caso (Sharover), he estado utilizando la técnica que me dio nuestro líder y, con el paso de quince años de estarla practicando, he descubierto que muchos problemas que tenemos los humanos es porque no soltamos el ego ni nuestra soberbia y que estas psico-energías son las que producen las enfermedades que padecemos. Al quitarlas, podemos ir recuperando la opulencia que nos corresponde naturalmente.